El oro es muy codiciado como ornamento y muchas civilizaciones lo han usado como moneda de cambio porque conserva su color y su brillo al paso del tiempo, lo que se debe a que resiste la oxidación, la humedad y otros agentes corrosivos. En otras palabras , el oro es valioso por inerte, pero debido a esta misma aparente baja reactividad, durante mucho tiempo el oro no fue de mucho interés por los químicos. Sin embargo en los años 90 trabajos pioneros como los de Henrique Teles y Mastake Haruta mostraron que, en ciertas condiciones, el oro reacciona de una manera especial que lo distingue de otros metales.
A partir de entonces, este metal empezó a aprovechar se otras formas, por ejemplo, en los contactos de las bolsas de aire de los coches se usa oro, que es muy buen conductor de la electricidad, para asegurar que el sistema funcione correctamente cuando sea necesario.